Prof. Ing. Agr. Mercedes Demarchi
Docente del IPEA Nº 241 Federico
Campodónico de Los Zorros.

Docentes y estudiantes que formamos parte de la Educación Técnica tenemos un profundo afecto por esta modalidad. A lo largo de los años, construimos identificación y un gran sentido de pertenencia. Repasamos brevemente el origen, el por qué y el para qué de la escuela técnica en Argentina.

La incorporación de la modalidad técnica en el sistema educativo de nuestro país data de mucho tiempo atrás. La voluntad política surgió tempranamente, en el siglo IX, con pensadores como Manuel Belgrano y, más tarde, Juan Bautista Alberdi, quienes propusieron los primeros proyectos sobre formación técnica.

Años más tarde, alrededor de 1910, nació la primera escuela de oficios exclusiva para varones y, luego, las primeras escuelas profesionales para mujeres. Siguiendo el modelo de escuelas alemanas y francesas, las escuelas argentinas tenían seis o siete años de formación, las materias se centraban en disciplinas científico – técnicas y las horas de taller correspondían al 25 % del total.
En 1935, el Estado Nacional creó las primeras escuelas técnicas de oficio, que buscaban fortalecer la preparación del alumnado. Existían entonces cuatro especialidades: electricidad, herrería, carpintería y construcción, aunque también hay datos de las primeras escuelas agrarias del país por estos años.
El 7 de septiembre de 2005, se sanciona la ley 26.058 de Educación Técnico Profesional y se crea el Fondo Nacional para la Educación Técnica, a la vez que se estimulan en todo el país las certificaciones y títulos en el nivel medio y superior no universitario.

Día de la Educación Técnica

Cada 15 de noviembre se celebra el Día de la Educación Técnica, por la creación, en 1959, del Consejo Nacional de Educación Técnica (CONET). Este organismo, que regula la enseñanza de distintas especialidades tecnológicas y científicas en numerosas instituciones de nuestro país, actualmente se llama Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET).

¿Y por qué el sentido de pertenencia?

La escuela secundaria desempeña un rol decisivo en la formación integral de jóvenes. Los prepara para la transición a la vida adulta, permite la construcción de su propio proyecto de vida, favorece la adquisición de capacidades para aprender a ser y a desarrollarse con autonomía, creatividad y perseverancia.

La escuela técnica es diferente a otras escuelas de nivel medio. Para nosotros, el aula es el espacio con bancos y sillas, pero también lo es el pasillo y el lugar de práctica. El campo, el taller, el tambo, el gallinero o la huerta, son nuestras aulas.

El vínculo pedagógico y la autoridad pedagógica se construyen de otra manera, desde la orientación, desde la prueba y error en una tarea, desde la muestra de una técnica que docentes proponen y estudiantes imitan, internalizan e incluso a veces mejoran desde su construcción personal.

La escuela técnica tiene una carga horaria mayor que otras escuelas, y quizás sea esta la razón por la que el rol de la institución se expande, su sentido se enriquece, profundiza y amplía. Se vuelve fundamental contener, compartir, acompañar a los y las estudiantes, porque en la escuela pasan muchas horas de su día. Más aún si se trata de una escuela albergue, como es nuestro caso, el docente es como una visita a su casa, una casa que, además, es la de todas y todos. Desde mi experiencia, no hay bienvenida al aula que no incluya conversaciones sobre temas domésticos o diarios (tales como si pudieron descansar, si el almuerzo o cena fue de sus comidas favoritas, entre otros).

El perfil del egresado constituye un conjunto de competencias que el alumno pondrá de manifiesto en su vida social y productiva una vez completado su proceso de formación. Estas competencias movilizan conocimientos, destrezas, habilidades y criterios de responsabilidad social, en diversos y variados contextos con niveles de complejidad distintos. En síntesis, este conjunto de competencias se podría definir como “saber hacer, con saber y conciencia”.

En la escuela técnica pasamos largas horas de trabajo. Muchas veces hacemos doble jornada y también es nuestro espacio de almuerzo compartimos charlas e ideas sobre cómo mejorar el proceso de aprendizaje de nuestros estudiantes, a quienes queremos darles no solo muchas herramientas, sino las mejores. Es una construcción diaria de la enseñanza, en la que proyectamos con colegas, con la dirección, con otras escuelas y hacemos todo lo posible y más para superarnos, porque la tecnología avanza y nosotros debemos avanzar con ella.

Por todo esto es que queremos tanto a la escuela técnica. La escuela técnica es aprender de las experiencias, compartir conocimientos y jugar en equipo. Es renovar la creatividad y las ganas de hacer mejor nuestro trabajo. Es lograr el crecimiento, alcanzar objetivos y dar lo mejor a las y los estudiantes.

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Referencia bibliográfica:

Propuesta curricular segundo ciclo de la Modalidad Técnico Profesional Educación Secundaria, Técnico en Producción Agropecuaria. DGETyFP, Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba.